MARIO VILLECCO (Hermano)
Nacido el 15 de agosto de 1939 en Battipaglia (Salerno), entró en
nuestra congregación y fue recibido en Cadellara (Verona) en 1954. En el año
siguiente inició el camino de preparación para la vida religiosa como
postulante. Fue admitido en el noviciado como hermano lego en 1956 en S.
Leonardo (Verona), bajo la responsabilidad del P. Aldo Mattiussi como Padre
Maestro. En los años siguientes antes de la profesión perpetua, lo encontramos
en Roma, en Santa Águeda y Santa Cruz, y después en Poggiomarino como sacristán.
Después de su profesión perpetua celebrada en S. Leonardo en 1963, reanudó sus
actividades en las diversas comunidades y obras Estigmatinas. Lo vemos
comprometido en Pavía, en la parroquia de la Santísima Trinidad Roma, en Parma,
en Santa Cruz de Milán y en la “Obra Bertoni” de Battipaglia.
Tenía algunas posiciones en la comunidad de formación de nuestros estudiantes
aspirantes en Cadellara y fue también durante dos años en la comunidad de
Discernimiento de Vocaciones Adultas en la Calle Terese en Verona.
Su actividad apostólica fue dirigida especialmente a los niños y jóvenes. En el
Oratorio parroquial se sentía a gusto y estaba muy contento. La suya era una
presencia discreta, humilde y modesta. Él tenía una pasión por este trabajo y
dedicó gran parte de su tiempo allí. Tenía el don de la presencia y de la
escucha. Él dejó un buen recuerdo de sí mismo en los lugares donde vivió y
trabajó.
Prestaba confianza a muchos niños que confiaban en él y él les ofrecía aliento y
apoyo. Él sabía amar y estar cerca con el corazón a las personas que conocía.
Luego, la enfermedad se ha tocado a la puerta de su vida. Durante doce años tuvo
que someterse a tratamientos de nefrología. Dificultad de circulación, diabetes,
problemas con los riñones empeoraron la situación y tuvo que someterse a una
cirugía en la que le fue amputada una pierna.
Los últimos años los pasó a San Leonardo seguido con tanto amor de nuestros
enfermeros Hermano Patricio y Hermano Paolo.
El Hermano Mario dio un ejemplo de un hombre de fe. Se enfrentó a la enfermedad
y el sufrimiento con gran espíritu y coraje. Él tenía un gran amor por la vida y
soñó de regresar caminando de pie sobre sus piernas (con la ayuda de una
prótesis). Sin embargo, tuvo que aceptar la situación de moverse en la silla de
ruedas. Nunca se quejó. Alimentaba su vida espiritual con la oración y la
meditación.
En los últimos días, su salud se deterioró drásticamente, pero no se creía que
el final estaba tan inminente. Murió en paz el 2 de abril, 2016 a las 16.15, en
el hospital de Borgo Trento (Verona), donde estaba hace unas semanas,
hospitalizado y sometido a tratamiento de diálisis.
Para él se celebraron dos funerales, uno en el santuario de Nuestra Señora de
Lourdes en Verona el 5 de abril y un segundo en Battipaglia el día 6 de abril.
Fue enterrado en nuestra tumba Estigmatina en el cementerio de Battipaglia.
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